CROCHETEANDO
¿CÓMO PUEDE CAMBIAR TU VIDA LA LANATERAPIA?
Tejer es una actividad que puedes realizar en cualquier sitio o lugar, no solo en casa sino al aire libre, en un parque, solo/a o con amigos/as. Tejer en grupo es muy agradable, se fortalecen lazos de amistad, compartes ideas y te motiva para aprender más de lanas, tejidos y técnicas. Lo único que necesitarás será un par de agujas, tu ovillo de lana y un punto donde sentarte cómodamente.
Hoy en día puedes encontrar tutoriales en línea con los que empezar a dar tus primeros pasos, pero si lo deseas, también puedes pedirle a un familiar a un amigo que te enseñe. Otra opción sería inscribirte en un curso para aprender, compartir con otras personas e intercambiar experiencias, consejos e ideas, así como también idear proyectos colectivos.
Algo muy importante es el aporte a nuestra salud física y mental, porque ayuda a disminuir la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y la presión arterial.
Esta actividad, además, nos obliga a pensar continuamente; empezando por el tipo de lana que vamos a usar, la labor que haremos, las agujas que necesitaremos, los patrones que seguiremos…
Puntos y vueltas se convierten en aliados de nuestra salud. Porque tejer estimula las conexiones neuronales y ayuda a mantenerlas activas a medida que envejecemos. Y este hecho es vital para ayudar a retrasar la aparición de problemas cognoscitivos como es el caso de la demencia.
La acción de tejer supone un complejo proceso neurológico, no es una simple repetición de movimientos con las manos. Cuando estamos tejiendo ponemos en funcionamiento el área motora del cerebro, la sensitiva, la visual, la auditiva y la del lenguaje.
Al tejer, tus ojos deben ver cómo pasan las agujas a través de la lana para ir reproduciendo un patrón que elegiste previamente y tus manos deben sujetar tanto las agujas como la lana, así como moverse de determinadas maneras a un ritmo determinado. Todo esto podría parecer un proceso simple, pero está lejos de serlo. En realidad, constituye un ejercicio para la mente, tan completo como jugar ajedrez, tocar un instrumento o escribir.
Tejer permite ejercitar las manos, pero también estimula la capacidad de aprendizaje y memoria, fomenta la concentración y la creatividad. Además, promueve emociones positivas y reconfortantes.
Durante la práctica, nuestras manos y brazos están en continuo movimiento, palpamos la textura de los ovillos, disfrutamos con los colores que usamos, escuchamos las indicaciones del que nos enseña si estamos aprendiendo y a su vez las podemos transmitir a otros. Además, ponemos en acción la parte del cerebro encargada de planificar e imaginar.
Con la repetición de puntos se consigue lo que se llama “respuesta de relajación”, es decir, que al repetir los puntos una y otra vez se produce un efecto de relajación en nuestro organismo similar al conseguido con la práctica del yoga. Ofrece un efecto de calma, que nos ayuda a manejar los retos del día a día, ya que ayuda a disminuir el estrés.
Ayuda a mejorar el ánimo y la alegría, ya que facilita el buen humor. Conseguirás reducir las hormonas del estrés y al mismo tiempo aumentar los neurotransmisores de la felicidad, como la serotonina.
Tejer favorece la capacidad de concentración, por lo que puede ser una auténtica terapia para aquellos que sufren de déficit de atención.
Ayuda a sentirse bien con uno mismo y a aumentar la autoestima, ya que con nuestras propias manos estamos creando una prenda, o como digo yo, una “obra de arte”. Afianza la confianza en uno mismo y nos ayuda a esforzarnos y a cultivar la paciencia.
Nos enseña a luchar por alcanzar nuestros objetivos y no desanimarnos aunque fracasemos en el primer intento. Porque cuando estás aprendiendo a tejer puede que tengas que deshacer la labor y volver a empezar de cero. Una experiencia que podrás aplicar a tu vida. Aprendes a ser perfeccionista con tu trabajo y a disfrutar de esa perfección al ver tu trabajo terminado.
Tejer fomenta la comunicación entre generaciones, ya que son nuestros mayores los mejores expertos y los que conocen los trucos de esa actividad. Escuchar sus consejos es esencial para mejorar y aprender.
Un concepto nuevo que hace referencia al arte de tejer es la “lanaterapia”, denominado por algunos, el yoga del siglo XXI, como su nombre lo indica consiste en la acción de tejer como medida terapéutica. Cualquier persona puede ponerla en práctica cuando lo necesite y desee. Y los beneficios cognitivos pueden favorecerse si aumentamos gradualmente el grado de dificultad a medida que vayamos mejorando nuestra habilidad.
Además el beneficio terapéutico en el mundo actual, se ve en que muchas personas necesitan hacer una pausa y desconectarse del multitasking y la rutina… deteniendo el mundo y sus presiones en el momento de tejer, ya que se logra un nivel de concentración en donde no se piensa en nada más que en lo que se está haciendo.
Los beneficios de la lanaterapia se pueden apreciar, sobre todo, a mediano y largo plazo, una vez que ya se ha adquirido el hábito de tejer. Por ello es conveniente aprovecharla con cierta regularidad, en la medida de lo posible.
Los expertos de la Mental Health America (MHA) indican que la lanaterapia ha demostrado ser muy útil para:
- Liberar tensión
- Cultivar la paciencia
- Promover el bienestar
- Aumentar la autoestima
- Fomentar la creatividad
- Bajar la presión arterial
- Fomentar la concentración
- Reducir el estrés y la ansiedad
- Mitigar la sensación de soledad
- Distraer la mente en caso de sufrir dolor crónico
- Reducir el riesgo de sufrir depresión y demencia
https://www.mhanational.org/blog/mental-health-benefits-knitting
Si necesitas hacer una pausa de tu rutina, reconectar con tu interior y recuperar la calma, dale una oportunidad a la lanaterapia.
Y por último… ¿te animas a tejer?